martes, 27 de enero de 2009

EL DORMILON

Creo que ya he citado por aquí a la chacha Adela, aquella amiga de la tita Nati que era como una especie de Saturnino Calleja en plan oral. O sea que empezaba sentada en la mesa camilla, con la jícara de chocolate Elgorriaga delante con unos picatostes para ambientar y terminaba a las tantas, y yo echando firmas al brasero de herraj admirando las pantorrillas de la buena mujer.

En estos días de frío viento y agua, pegadito a la chimenea del cuarto –por algunos llamado living, que no yo- me viene a la memoria el caso que nos contó del viajante de comercio dormilón que llegaba a Martos cada dos meses para ofrecer género de Sabadell a los comercios de la Calle Real y la Franquera, especialmente al de Vico, aquel que se casó, eso sí correlativamente y una tras otra, con tres hermanas todas olivareras por herencia. El buen hombre, que además le daba a la bota manchega, de cuando en vez se marcaba un coche-cama en el expreso de Sevilla-Cádiz y así reponía fuerzas después de unas visitas a la clientela que hacía aceras en los alrededores del Martín después de la última sesión. Así que en Atocha sube al tren, le dice al empleado del wagon-lit que le despierte, sin falta, en Espelúy, que allí esperará al enlace con el que viene de Linares y le llevará a Martos. Insiste en su defecto dormilón que le convierte en zombie pero de los de verdad y que diga lo que diga o pase lo que pase, le fuerce a bajar con las maletas de las muestras. Y que no se olvide. Una peseta de propina y hala, se empijama y a dormir, antes que el tren pase por Aranjuez. A la madrugá, pasado Santa Elena, Linares-Baeza y llegando a Espelúy el empleado del tren entra en una cabina, despierta al durmiente y quieras que no le baja con equipaje al andén pese a las más que airadas protestas incluyendo llamadas a la Guardia Civil. Sigue el viaje y en Córdoba, el viajante dormilón despierta y entre la bruma de sus sesos y la que sale del río adivina las torres de la Mezquita. Protestas airadas, reclamaciones al jefe de Estación incluso invocando su parentesco con Alcalá Zamora que es de por allí. Pero lo cierto es que alguien fue bajado, eso juran y perjuran desde el revisor hasta los que fueron despertados por el lío y no fue al viajante. Seguro. El revisor aún se está preguntando a quién leches lo quedó en Espelúy y comprende ahora la trifulca madrugadora.

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