jueves, 1 de enero de 2009

adios christmas

Bueno, ya pasó el momento de las felicitaciones. Si acaso, algún rezagado se apoye en lo de “feliz año” para dar señales de vida, pero los Xmas se fueron con el AVE hacia La Pobla. Y no por las fechas caducadas, sino porque han sido desbancados por la funesta manía de los SMS sincopados, cargados de faltas ortográficas y no digamos sobre su sintaxis. Cosas de los tiempos que corren, me refriega uno de mis nietos que, como toda su generación, da gusto al pulgar sobre el teclado a velocidad de Fernando Alonso. Ahora, ya a toro pasado, el personal compone la figura y se alegra por no caer en la lata de elegir la estampita, sobre incluído, hacer cola en Correos para los envíos y ¡ hala! a temer la contestación con otra estampita tan cursi como la que origina el intercambio. Su destino final es la papelera de los olvidos en la cueva del trabajo. Pero y sí que es destacable y me encocora, son los SMS, que ya es fastidioso. Sobre todo cuando alguien bienpensante nos explica los entresijos de los envíos masivos, con el añadido de la musiquilla avisando su recepción en el momento mas inoportuno y siempre, cosas de la novedad, con un toque de impaciencia y preocupación por el contenido. Uno de mis amigos borra de una tacada los mensajes que recibe, cosa que hace cada seis horas o antes si tiene la vena de la destrucción. Me explica que ya se los sabe todos y que si alguien se acuerda de él, que lo haga de una forma más acorde con la cortesía y que use el telefonillo sólo para llamadas

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