LO CAMPANAR
Manolo Molina
LA GARRAFETA
Símbolo de una Lleida pasada, exponente de las precarias comunicaciones de cuando entonces, dejando en los oídos su renqueante traqueteo, imponiendo su hegemonía al atravesar Els Terradets entre túnel y túnel para asomarse a las tranquilas aguas de los pantanos que contorneaban su ruta. En La Pobla de Segur, final de trayecto, espera y volver a su redil, para reposar en el “recorrido” hasta otro viaje. Luego, ayer casi hoy, recuperada gracias a esa discreta y eficiente A.R.M.F. que cuidadosa, amorosamente, pieza a pieza le quitó la patina del tiempo y el óxido, repuso el material obsoleto, dándole oportunidad para que mostrase su rejuvenecer arrastrando paseos turísticos, haciendo ver a quienes la elegían el contrastar medios y velocidades y la belleza de un plácido desplazamiento hasta la entrada de nuestro Pirineo. Pero cambian los criterios, prioridades y directrices. Quien tiene que salvar su permanencia en nuestros entornos se plega a una nueva visión de lo que ha de ser el turismo interior. Y la Garrafeta se exilia hacia el centro, buscando rutas no nuevas, pero sí que amantes de la tradición del ferrocarril. Pasa a arrastrar lo que se llamaba y se llama “tren de la fresa” y que es aliciente importante para ir desde Madrid hasta los Reales Sitios, llevando a turistas de corto viaje hacia el Palacio, la Casita del Labrador, las orillas de un Tajo remansado que besa a “la rana verde”, En suma hacia la fresa de Aranjuez que era única y dio nombre al convoy que circuló segundo en España. Una viajera escribía en LA MAÑANA del sábado en “cartas al director” su satisfacción por tenerla cerca, por usar sus servicios, para recordarle a nuestra Lleida y sus paisajes. ¿ Volverá la a la línea de La Pobla??
miércoles, 14 de mayo de 2008
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