miércoles, 27 de agosto de 2008

oro llediata

LO CAMPANAR
manolo molina
EL ORO LLEIDATÁ
La gesta de Craviotto trayendo el mayor trofeo de unas Olimpiadas a Lleida ha revuelto las tranquilas aguas de una ciudad adormecida y mirándose el ombligo la mayoría de las veces. Un oro que tiene doble valor si también ponemos en la balanza de los esfuerzos ese preámbulo de dimes y diretes, de ahora sí y mas tarde quizás, que ha adornado el previo de la cita. Ahora salen a la luz magníficamente expuestos en LA MAÑANA los parajes indecorosos donde Saul se ha preparado, y tambien esa pequeña historia de subvenciones y presupuestos desviados hacia otra aparente necesidad prioritaria, pero pocos, o he leído mal, traen a la actualidad la pequeña historia del piragüismo en Lleida. Y siempre, desde que conocí el Sícoris Club-- gracias precisamente a una prueba deportiva como fue el descenso del Segre desde Balaguer a Lleida-- el piragüismo ha sido la faceta tonta de las ayudas de quienes estuvieron atendiendo al son del tambor y platillo de la resonancia mediática. Y por eso, elogiando la labor de mis colegas y sin embargo amigos sobre el Oro Olímpico, traigo a este rincón el recuerdo de quienes pusieron las primeras piedras de la hoy rabiosa actualidad. Desde Quimet Vallverdú,José María Tersa y Joan Miraball con la presidencia de Cano de la Cruz que cuando entonces dirigía Sícoris, hasta ese sacrificado entrenador y directivo que fue Julio Suau, primero en Sícoris y mas tarde emigrado a Antorcha. Ahora nos vienen asumiendo la puesta en decencia del lugar donde se entrenan los piragüistas. Y se olvidan, nos olvidamos, de aquella petición de embalsar el río entre el puente del ferrocarril hasta el de Universidad para hacer un campo de regatas. Desconozco si tiene la potestad la Confederación Hidrográfica del Ebro o como se llame, o si es estrictamente municipal a quien corresponda hacerlo; así que el punto y seguido de hoy es decirles ¿ y ahora qué?

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