jueves, 25 de marzo de 2010

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De JAEN especial Semana Santa 2010
Esta Semana Santa jaenera marca un hito en su densa historia. Nada más y nada menos que la salida de Nuestro Padre Jesús desde su Camarín donde está, como fué, es y será el anhelo ferviente de todos los creyentes de Jaén. Y sale en Estación de Penitencia desde un espacio insuficiente a todas luces para albergar a los que un año tras otro, miles, llenaban la Plaza de Santa María. Una semana, día más dia menos antes de “La madrugá” y escribiendo desde más de 800 kilómetros de distancia, se opina humildemente que este acto multitudinario, intimo, tremendamente emotivo, puede convertirse en el error más total y absoluto de quienes han proyectado la salida, el cambio de trayecto, el Encuentro, con toda su parafernalia. Los jaeneros que desde nuestra nacencia, desde nuestras herencias familiares y me atrevo a jurar que desde antes de nuestra concepción amamos al “abuelo” y vivimos con el más completo sentido religioso que esta simple palabra conlleva, deseamos fervientemente que todo salga perfecto, que no haya ni el más mínimo incidente. Pero el sentido común --el menos común de los sentidos-- apoyado en una ley física sobre el espacio y los cuerpos que lo ocupan, nos aclara la mente y nos hace pensar, calibrar donde, cómo y de qué manera se van a ubicar a quienes por necesidad o por compromiso han de estar DENTRO del Camarín cuando la salida, y cómo y de qué forma va a formarse la Estación de Penitencia, subiendo en vez de bajando “los Cantones”, enviando al Carro de la Virgen hacia la Plaza de Santa María para preparar el Encuentro. Ah, y restricción de espacio también para los medios de comunicación que un año tras otro nos han traído hasta nuestros domicilios, de forma detallada y emotiva la salida de Jesús. Y a los que hemos fallado en alguna edición la presencia física en Jaén, por y con Canal Sur hemos vivido y sentido y rezado como si estuviéramos frente la puertas de la Catedral. Este año no. El Encuentro sí, que será entre el Palacio Episcopal y el Ayuntamiento.
Confieso que alguna vez, cuando Jesús volvió a su Casa soñé despierto su Estación de Penitencia, su asomada desde un espacio propio. La realidad, la triste y cruel realidad me ha hecho bajar de las nubes. Y aceptar la imposibilidad de una presencia física de quienes también soñaron lo mismo, con los accesos colapsados, con calles cerradas, con la frustración adueñada de sus almas. Dios, su Hijo, nuestro “abuelo”, puede hacer el milagro que dentro de unas dificultades y unas imposiciones insoslayables, la salida de Jesús transcurra con una normalidad aparente. Me intenta consolar quien puede, quien también opina desde su atalaya cercana que contra las leyes físicas no puede hacerse nada, que sólo queda cumplir con las misiónes dentro del orden de la procesión voluntariamente aceptadas. Pero.... y tras el pero, el silencio clamoroso-- otro oximorón-- sobre unas decisiones que afectarán a miles de fieles, a miles de creyentes, de quienes sienten a Nuestro Padre Jesús como algo especial, mas allá de leyendas y sobre todo de camarillas que hacen y deshacen contando sólo con su criterio, en este caso y desde la distancia física, repito, con un tremendo error de apreciación. Y la coda final con algunos versos de un poema de Mario Benedetti: ”siempre me aconsejaron que escribiera distinto-- que no sintiera emoción, sino pathos--que mi cristal no fuera transparente--sino prolijamente esmerilado.--Y sobre todo que si hablaba del mar-- no citara la sal”.....”en consecuencia seguiré escribiendo-- igual a mí o sea de un modo, rutinario, tristón, desangelado”... “y eso tal vez ocurra porque no sé ser otro que eso otro que soy para los otros”
Nota para Juana; los versos de Benedetti, en cursiva o negrita. Gracias y un abrazo.

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