lunes, 3 de noviembre de 2008

EL FRIKISMO

LO CAMPANAR
manolo molina
FRIKEANDO
Definitivamente han llegado los fríos y las lluvias. Mas que los sucesores -- y sucesoras para estar en la onda políticamente correcta-- de Mariano Medina, más que la nieve en la Segarra y el Pirineo, avisan mis jazmineros. El jueves, o así, dejaron de ofrecerme sus flores, sus aromas, su denuncia desde una azotea donde conviven con un limonero, geranios y algunos tiestos de galán de noche. O sea que ya nos asomamos al termómetro bajo mínimos, igual que la economía doméstica, que yo no supero el amago de conocer el precio del cafelito a media mañana y hacer oídos sordos a las lamentaciones de mi santa sobre el monto en el “super”. Pero a lo que iba. En Lleida hay o había un sacerdote, jesuita malagueño él, con el que compartí charlas sobre las biznagas, la moña y el aroma a jazmín o sea a paraíso, en los jardines de Puerta Oscura. Le perdí la pista sólo por mi indolencia o mi punto de vista de querer y no hacer, y que, otra vez, dejadme que me apoye en Machado por aquello de “Adelfos” : “...mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...----”. Pero yo intentaba, quiero, echar mi cuarto a espadas sobre el frikismo que nos invade, aprovechando lo de las fechas y el Tenorio. Que si a don Juan alguien le podría tachar de freak, yo me apoyo en su leyenda para señalar a los frikis de vía estrecha que asoman sus vanidades y sobre todo su inoperancia e ineptitud. Que no sólo -- que también-- es sobre las tablas de prestados escenarios, sino en el cotidiano quehacer de la vida ciudadana. Lo que caracteriza al friki es que no se avergüenza de dar el cante, sino que lo busca hasta el extremo que ese objetivo sea parte de su misma esencia. Por eso hablar del «orgullo friki» es una redundancia, porque el frikismo es lábaro del exhibicionismo. Pórfidos y contumaces en su aparente quehacer, dejan en la cuneta a quienes valen para sobresalir ellos sobre un cubo maloliente de intrigas de vía estrecha. Y mientras, quienes hacen e hicieron un mucho positivo en la vida lúdico-cultural de Lleida, a verlas venir. Con su pan se lo coman esos frikis tenorinos.

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